CAZA Y RASTREO

El arte del rastreo

El rastreo consiste en la búsqueda de un animal herido, ya sea por acción de caza o por accidente de tráfico, para evitar su sufrimiento innecesario y para su posterior aprovechamiento. Se trata de una disciplina que se remonta cientos de años en la historia, cuyo origen se encuentra en los países nórdicos.

Las razas de perros utilizadas para el rastreo varían según la región y las preferencias del cliente. Aunque cualquier perro con las aptitudes adecuadas puede ser entrenado para esta tarea, algunas razas son más comunes debido a sus habilidades naturales. Por ejemplo, el sabueso de Baviera y el teckel son especialmente apreciados por su olfato agudo y su tenacidad.

Para llevar a cabo el rastreo, es esencial contar con ciertas herramientas que faciliten el proceso. Entre estas herramientas se incluyen las suelas trazadoras, que ayudan a simular el rastro de un animal herido; la traílla, que permite mantener al perro bajo control; una campanilla, que puede ser útil para seguir al perro en terrenos difíciles; y un GPS, fundamental si se trabaja en búsqueda libre para localizar al perro en todo momento. Otros equipos importantes son los arneses, chalecos de protección y guantes, que protegen tanto al perro como al rastreador.

Para entrenar simularemos un rastro de un animal herido que podremos marcar con las suelas trazadoras con sangre tamponada o con una pata o piel atadas golpeando el suelo Si variamos el sistema nuestro perro será mas eficiente. Comenzaremos con rastros frescos, con poca antigüedad, poca distancia y una trazado sencillo, pudiendo usar un refuerzo positivo al final. Poco a poco aumentaremos los parámetros según la precision de nuestro compañero.

Según el ritmo de búsqueda de nuestro perro, nuestra forma física o la dificultad del terreno, trabajaremos con la traílla o en búsqueda libre, permitiendo así aprovechar todas las capacidades de nuestro compañero.

Durante el trabajo, es crucial que aprendamos a leer e interpretar el lenguaje corporal del perro, ya que el rastreo es una tarea de equipo. El guía se apoyará en las virtudes y cualidades del perro, observando e interpretando el entorno sin interferir en la labor del animal.

El objetivo final del rastreo siempre debe ser recuperar al animal herido para completar la acción de caza y respetar la ética de la práctica, evitando dejar al animal sufriendo innecesariamente. Este enfoque no solo refleja un compromiso con el bienestar animal, sino también una responsabilidad hacia la naturaleza y los recursos cinegéticos.

CAZA MENOR

En la disciplina de caza menor, aprovechamos las habilidades de nuestro compañero canino para localizar y recuperar la presa.

Para lograrlo, es fundamental fortalecer la relación con el perro y ganarnos su respeto, lo que nos permitirá exigirle un buen comportamiento en aspectos como la llamada, el cobro, la muestra, la guía, el patrón y otras interacciones cotidianas. De este modo, podremos disfrutar juntos de cada lance.

Existen cientos de razas disponibles, y la elección dependerá de la modalidad de caza que deseemos practicar.

Simular antes de cazar

Para disfrutar de los momentos que la naturaleza nos brinda junto a nuestros compañeros de aventuras, es esencial simular antes de cazar.

Para entrenar en obediencia aplicada a la caza mayor, una vez que nuestro perro está bien educado, equilibrado y ha demostrado en la pista que comprende nuestras órdenes, recreamos situaciones reales. Esto permite trabajar en los comandos y en el autocontrol del perro. De este modo, podemos disfrutar de cada lance sin preocupaciones. Además, te proporcionaremos las herramientas necesarias para lograrlo.