Desmintiendo leyendas urbanas

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Vayamos donde vayamos, cuando hablamos con alguien que tiene algo de idea de perros nos dirán las mismas cosas:

– ¡El perro no puede comer antes que tu!
– ¡El perro no puede pasar por la puerta antes que tu!
– ¡Al pasear el perro no debe caminar delante de ti!
– ¡Si se orina en la casa refriégale el hocico y ríñele!
– ¡Cuando haga algo mal, túmbalo de lado y somételo!
– ¡Cuando el perro tire de la correa ponle una más corta! Los perros comen hierba para purgarse!

Pues bien, este tipo de creencias pueden verse interpretadas por nuestro perro como inseguridades, injusticias o malentendidos. Lo peor de todo es que puede afectar a su confianza ante su guía.

Veámoslo desde el punto de vista de una manada de lobos:

Una manada caza una presa, y la creencia popular es que los alfas comen primero. En realidad no es así. Son una familia y miran por el bien común. Comerán juntos y dejando a los cachorros participar puesto que no pueden arriesgarse a que venga un oso y les arrebate su presa.

¿Crees que los cachorros pensarán que mandan sobre sus padres? Por supuesto que no.  

La manada va recorriendo su territorio y de repente observan un alboroto en un arbusto, ¿crees que los jefes irán a ver cuál es el posible peligro? Tampoco es así. ¡Si perecen por el ataque de otro depredador dejarían a la manada desprotegida! Por lo tanto el comportamiento normal sería mandar a otro miembro de menor rango para investigar y ¿crees que éste pensará que ahora él es el jefe por ir delante? ¡Para nada!

En un equipo de intervención de un cuerpo de seguridad ,cuando un agente tiene que tomar un edificio y manda antes a su compañero canino, ¿crees que este creerá que ahora es el jefe por entrar delante?… ¡ridículo!

Los perros ven a través de la nariz; identifican todo lo que les rodea a través de su olfato. Por lo tanto cuando los paseamos, al ser su paso más ligero, es normal que vayan delante de nosotros y de hecho debemos dejarlos porque el paseo es para que disfruten y conozcan. Si los obligamos a ir a nuestro lado no sólo limitaremos la calidad de su paseo sino que conseguiremos el resultado opuesto y es que tire de la correa, además, ¿crees que mi perro piensa que es mi jefe porque yo lo deje ir delante?… ¡te aseguro que no!

También se piensa que cuando un perro tira de la correa hay que usar una correa más corta para poder controlarlo más. En realidad conseguimos el efecto contrario: que se acostumbre a ir tirando puesto que cada vez que quiere oler la correa corta se lo impide. En realidad lo que hay que preguntarse es: ¿por qué todo le interesa más que yo? Porque ese es el problema, que tire es la consecuencia.

Tras mucho tiempo observando a los perros a su libre albedrío para que se muestren tal y como son, he comprobado que sólo vomitan la hierba que comen cuando no es la que necesitan para la afección que padecen, ya sea regular su ph o librarse de mucosidad en los pulmones. Los perros que tiene la posibilidad y el conocimiento ¡seleccionan la hierba como un gourmet profesional!

Al corregir a nuestro perro hundiendo su hocico en orina o sometiéndolo de lado ante lo que consideramos un fallo estamos abusando de la confianza y de la bondad de nuestro perro. A su parecer somos dictadores adictos al poder y lo humillamos en lo que para él puede ser una situación tensa y desconcertante en la que lo único que le pasa es que está confundido.

Debemos identificar la causa, no el síntoma. El momento y la forma de corregirlo han de ser de una forma justa y respetuosa y así conseguiremos que nos vea como el compañero, guía, jefe, jefa, alfa que cree que somos ¡y tanto necesita!

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